Prólogo

Una paradoja que acompaña a la existencia humana es que siendo como somos seres eminentemente sociales – uno solo no es nada – a la vez cada uno de nosotros es una mezcla única e irrepetible, y como tales, podemos aportar una visión igualmente singular del mundo en que vivimos y así ofrecer una propuesta de solución a nuestros problemas comunes desde un enfoque y una estructura sin igual. Este libro es un claro ejemplo de ello.

Dicha paradoja, además, en realidad está muy presente en este trabajo, porque es el trasunto de la eterna contradicción a resolver entre el libre albedrío individual y la justicia social, ya presente entre dos de los pilares de la Revolución Francesa (libertad e igualdad). En ese sentido, todos estaríamos de acuerdo en que al menos parte de los frutos del trabajo individual deben ir a parar al propio individuo, pero también en que todo trabajo humano se debe en gran parte al bien común.

Carlos RossiqueEl punto de vista único de cada cual está marcado, además de por su herencia genética, por su cultura, su momento histórico, sus experiencias y sus elecciones. José Sánchez ha tenido el privilegio o la oportunidad de vivir en Moscú las últimas horas del “socialismo real” soviético, por lo que tiene cierta autoridad para tener en cuenta sus luces y sus sombras respecto a posibles acercamientos al bien común. Pero no lo hace desde una visión trasnochada sino desde la actual sociedad del conocimiento, en la cual ni la tecnología ni el proceso planetario pueden soslayarse. Actualmente, además, vive cerca del entorno rural y ha participado en diversas organizaciones “pegadas al terreno” desde las cuales tiene muy presente el enfoque ecológico y de sostenibilidad de los recursos naturales, enfoque que también está presente en el libro y que es cada vez más necesario en el mundo de hoy en el que hay que aplicar urgentemente inteligencia colectiva y colaborativa para evitar el desastre.

Respecto al presente trabajo, hay que agradecer la novedosa forma con que el autor nos presenta su propuesta. En primer lugar, es una inteligencia artificial – ella – quien nos habla y relata desde el futuro, pero curiosamente lo hace con tintes del mundo griego antiguo, lo cual da idea de cierto espíritu de integración de la historia humana. La estructura del propio trabajo, no es lineal y monolítica, sino que, al contrario, es una intrincada red – como corresponde a los tiempos que vivimos – que se invita a explorar a la velocidad y de la forma que guste a cada lector. En esa red y en ese relato se engarzan los conceptos, – que se detallan luego a modo de glosario – las herramientas, e incluso las historias que el bien común entreteje, como centro del trabajo hacia dónde todo gravita.

Y si hablamos de no linealidad, tal vez HipatIA es uno de los innumerables heraldos que necesita la humanidad, que nos lanzan mensajes desde el futuro para que nos pongamos manos a la obra ya. No quiero extenderme más, pues conviene dejarle voz y simplemente les quiero invitar a explorar esta honesta propuesta y original contribución por un mejor futuro para todos.

 

Carlos Rossique Delmas