El Bien Común integra de forma natural la libertad individual y la iniciativa personal, sin dañar, ni a la comunidad, ni a la cooperación necesaria para su mejora. Incentiva el libre albedrío, la curiosidad, creación cultural, creatividad, investigación y mejora de las ciencias, marcos legales, herramientas y procesos maximizando tanto las libertades individuales como las garantías colectivas:
- El rechazo social a la regresión del bien común, o a la mengua de los bienes comunes, es un hecho natural de las personas más identificadas de nuestra especie con aquellos valores amenazados, porque nos empujan hacia atrás en nuestra evolución y dañan nuestro legado. Los movimientos sociales manifiestan cuan viva y saludable es una sociedad respecto de su patrimonio.
- Por contra, la regulación del bien común, las leyes, ponen de manifiesto la actitud de la sociedad ante la innovación y mejora de su patrimonio. Una sociedad conservadora, por la seguridad que todos ansiamos, tenderá a penalizar el libre albedrío, pudiendo llegar a la dictadura totalitaria que lo niega por completo. Una sociedad tolerante y progresista es propensa al libre albedrío, y toma por ello sus leyes con el cariño de proteger lo conseguido y permitiendo siempre nuevas mejoras.
A diferencia de la moral conservadora, que estanca la sociedad, la Moral del bien Común vela por su felicidad facilitando la creatividad social, del arte, de la cultura y las mayores cuotas posibles de libertad humana. Como humanos relativos percibiremos esta moral con nuestros matices personales y actuaremos armados con ella, si lo vemos necesario, con los valores de la sociedad.
La Fundación Hipatia del Bien Común mantiene y desarrolla referencias éticas para la moral del bien común.
El desarrollo del Bien Común acompaña la evolución humana con un mayor desarrollo de la libertad del que la moral del bien común es un poderoso garante.