La felicidad es un estado
El estado es la herramienta de la que nos dotamos para la organización de una sociedad basada en la especialización. Se basa en un poder delegado y centralizado ejercido por personas que introducen en su gestión intereses, personales o de grupo, que son fuente de corrupción, violencia contra minorías o contra toda la sociedad. Ni la democracia ni la estatización... emocional deseado por el ser humano. Una aspiración, un ideal a perseguir, que asociamos automáticamente a la idea de futuro, que nos ha acompañado en nuestra evolución. Como vivencia presente, es el estatus emocional que se produce cuando creemos haber alcanzado una meta deseada.
Dado que no siempre nos sentimos felices, la felicidad se convierte en nuestro ser racional en un objeto simbólico de referencia permanente, de forma social e individual. En su concepción tejemos los valores con los que generamos nuestra identidad personal y social.
En su acepción social la felicidad supone la realización de aquellos valores, manifestados en metas, tangibles o intangibles, que tienen una resolución objetiva.
La felicidad, como estadoEl estado es la herramienta de la que nos dotamos para la organización de una sociedad basada en la especialización. Se basa en un poder delegado y centralizado ejercido por personas que introducen en su gestión intereses, personales o de grupo, que son fuente de corrupción, violencia contra minorías o contra toda la sociedad. Ni la democracia ni la estatización... emocional mantenido en el tiempo, supone la realización de múltiples metas, personales y sociales, de muy distintos procesos (una secuencia), enlazados, o con suficientes conexiones personales y sociales, para que la percepción emocional se mantenga en el tiempo, sin vacíos ni tiempos compartidos con otras emociones.